miércoles, 22 de diciembre de 2010

Himno del Carbayedo

De autor desconocido, el "Himno del Carbayedo" alberga múltiples encuentros personales de simpatizantes y gente nacida en el barrio, que celebraron y celebran , con su interpretación , encuentros y eventos, y siguen estimulando y afianzando la alegría, tras más de cien años de su creación.

Al autor se le atribuye el mérito de crear una letra profunda, que perpetúa el cariño venerado al barrio alto y que en tantas ocasiones acompaña momentos alegres.

Para realizar una grabación, de la que se carece, procede llamamiento a tertulia de amigos, coral, o grupo musical, que entonando el himno con marcado sentimiento, lo inmortalice para deleite de propios y extraños.

Su letra dice así:

"Mi Carbayedo,
mi barrio amigo, buscando abrigo
mi vida en pos,
por los caminos del Carbayedo
donde el destino me embarcó, aunque soy pobre
pero sincero mi Carbayedo jamás te olvidaré,
aunque estoy lejos de ti yo siempre pienso en ti,
para velarte hasta morir"

jueves, 2 de diciembre de 2010

Fútbol en el barrio alto


Cita diaria, prolongada generación tras generación, en el recinto cerrado del mercado de los gochos. Todas dieron buenos futbolistas.

Ahí se iniciaron, entre otros, Castor (Arnao), Elmo (Carbayedo), los manganes Jesús, Gerardo, Marino y Abraham (R.Avilés), Sabino (R.Avilés), Poldín (R.Avilés), Jesús güeyinos (Carbayedo), Robledo (Carbayedo, R.Avilés, R.Madrid), Cuco (Arnao, Praviano, R.Avilés), Chelona (R.Avilés, C.Leonesa, Ferrol), Ignacito (Carbayedo, Praviano), Raúl el de Elvira (Miranda, Hispano), Luis el gordo (Miranda), Chinín (R.Avilés, C.Leonesa, Ferrol), Florín el mangán (R.Avilés, R.Gijón), Cabo (Miranda), César el pachaco (Cende), Basora (Carbayedo, R.Avilés), Julio (La Carriona), Coto (Carbayedo, R.Avilés), Mario (Carbayedo), Gallego (R.Avilés), Catruli (La Carriona), Monchín (R.Avilés, Granada), Beto el pachaco (Carbayedo), Carlonchi (Miranda) , etc.

Un día sí y otro también había fútbol en el Carbayedo. A más no tardar la una y diez y con la comida en la boca, efectuado el reparto de contricantes, empezaba a rodar la pelota, a veces recogida en el prado del Marqués, frente a la huerta de la pachulina, del recreo del Instituto Carreño Miranda.

No había árbitro, nos sancionábamos unos a otros.

Como atuendo, el de cada uno, el mismo que para ir al trabajo, que se iniciaba entonces a edad temprana, sobre los 14 años. Los que trabajaban, tan pronto oían la radio de algún vecino dando el parte de las dos y media, salían corriendo para la empresa. Otros, sin trabajar o estudiando, continuaban dándole patadas a la pelota.

Había dos porterías, una en la zona alta (casi al frente de La Arcea) y la otra abajo (donde La Garnacha). Los palos se marcaban con prendas. En la de abajo el poste izquierdo era un árbol.

Se jugaba más cómodo tirando para abajo, que se decidía por sorteo.

Se procuraba que la pelota no entrara en Casa María la chula, por que no la devolvía. En una ocasión entró tras ella César el pachaco, que se escondió debajo de una mesa sin darse cuenta María, que apareció a la puerta regañando y avisando que no la devolvía ... Reunidas unas perronas entramos a tomar algo y fue fácil que César se nos uniera y saliera rescatado, con la pelota.

El resultado se olvidaba nada más terminar de jugar, podía haber algún comentario, pero breve. Era todo muy sano.

Un problema para jugar, era el guri. Estaba prohibido jugar a la pelota. Prohibición por demás ridícula. - No se molestaba a nadie y la diversión acaparaba nuestra dedicación -. Sobre las dos, solía aparecer el guardia municipal por Galiana y al aviso de "el guri, el guri" todos a correr hacia la carreterina, para volver poco después.

Derribado el paredón y realizados espléndidos arreglos en el Carbayedo, los partidos pasaron al olvido.